Hoy en día existe poco pensamiento crítico y muchos gurús tras leerse algunos libros de felicidad y bienestar parece que ya saben cómo se puede gestionar la felicidad. Algo que tiene una alta complejidad y que empieza por aceptar que la felicidad es personal y que debe trabajarse persona a persona. En nuestro último evento de gestión de la felicidad con Innova, tuvimos las siguientes reflexiones sobre leyendas o mitos de la felicidad
Desde diversas disciplinas científicas interesadas en el estudio de la felicidad, se han creado concepciones que ofrecen una cuantificación, pero epistemológicamente hablando no tiene sentido hablar de la ciencia de la felicidad. Esta cuantificación es inapropiada para responder a una valoración cualitativa, pero es lo único que tenemos y es a partir de estas cuantificaciones que se postulan políticas y actuaciones. Hay que recalcar que, aunque se denomine y se hable de “la medida de la felicidad” o de “la ciencia de la felicidad”, esta manera de hablar es totalmente inapropiada en términos científicos.
La Ciencia de la Felicidad por tanto no es más que un concepto de marketing (además de un libro) como lo puede ser la Ciencia del Póker o la Ciencia del Sueño. Para hablar de felicidad, se puede hacer desde la disciplina de la psicología, la económica, las matemáticas, la sociología, etc., pero con no este río de conceptos de marketing que nos invaden y que hacen un flaco favor a las personas que viven engañadas.
Ninguno de los indicadores que hay actualmente mide la felicidad, sólo modelan la felicidad cada uno a su manera. Muchas veces, cayendo en planteamientos homófobos o intolerantes. Recordemos que la felicidad es personal, y poner un indicador numérico a algo personal, es inaceptable en términos de análisis de datos.
Medir la felicidad tiene tanto sentido como medir el amor o el gusto por el amarillo. La felicidad se puede medir de forma personal (ej. "hoy estoy más feliz que ayer"), pero no de forma global (ej, "mi compañero de trabajo está más feliz que yo", se puede decir sin problemas, pero que no tiene validez en su medición, pues cada compañero la felicidad pueden ser cosas distintas) .
Muchos expertos mezclan medir la felicidad con medir la felicidad organizacional. La felicidad es un indicador personal, y medirla sin reglas universales, es un oxímoron. Hablar de felicidad organizacional, que es un indicador maquillado del habitual clima laboral que tantos años se ha trabajado en la psicología industrial (o psicología organizativa) no es hablar de felicidad de las personas.
No existe el país más feliz del mundo, ni la mejor empresa en la que trabajar. Existen personas viviendo o trabajando en el sitio incorrecto. Si todavía compras lo de medir la felicidad, seguro que acabas cayendo en su próximo curso de medir el amor.
Aunque hay estudios que muestran que no existe una relación entre empleados felices, clientes satisfechos y beneficios más altos (Chun & Davies, 2009), normalmente se tiende a pensar que es mejor trabajar con personas felices que infelices (Fisher, 2010). También, existe una tendencia a creer que todo lo que se presenta desde la ‘ciencia de la felicidad’ en el entorno laboral es positivo, sin embargo, también puede tener efectos negativos como, por ejemplo, entre otros, dañar la relación con los directivos, dañar la relación con amigos y familias, y hacer a uno más egoísta (Cederström y Spicer, 2015).
Y la mejor reflexión: por mucha buena habilidad que se tenga, o mucha auto-epigenética que desarrolles, no hay que olvidar que la felicidad es una corresponsabilidad entre los empleados y la empresa o entre los ciudadanos y los gobiernos. Es fácil caer en el error de convertir el problema de la felicidad en las organizaciones en un problema de voluntad y de conocimiento del trabajador. Esos estudios tienden a olvidarse que el animal humano está constituido por el colectivo y, por tanto, sus valoraciones son dinámicas y cualitativas y se conforman a partir el proyecto axiológico colectivo.
Al final la felicidad es algo personal, que con metodologías y herramientas como las que ofrece Happiness Play... ¡podemos aprender a gestionarlas!
👉 El mito de que la felicidad puede ser un estado permanente o que la felicidad es algo que se puede alcanzar a través de la ausencia de problemas.
👉 El mito de que la Ciencia de la Felicidad existe.
👉 El mito de que la felicidad es algo que se puede alcanzar a través del éxito
👉 El mito de que la felicidad es algo que se puede encontrar en otra persona.
👉 El mito que la felicidad se alcanza cuando se tienen todas las necesidades cubiertas.
👉 El mito de que la felicidad es algo que se puede comprar (o que el dinero no da la felicidad).
👉 El mito de que existe el país más feliz del mundo, y la mejor empresa en la que trabajar
👉 El mito de que la felicidad depende solo del cerebro de cada individuo, de nuestra actitud.
👉 El mito de que los empleados felices son más productivos.
👉 El mito de que la felicidad se mide en las organizaciones.
Empieza con cómo hacer una rueda de la vida o aprende cómo se hace un mapa de vida:
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